Considerar las medicinas alternativas o complementarias como herramientas en el tratamiento y el manejo de los pacientes resulta altamente beneficioso si estas son practicadas por médicos con conocimientos, entrenamiento y criterio científico altamente calificado.
Sin embargo la publicidad de medios masivos de comunicación promete fórmulas mágicas que se venden sin que haya previo estudio y seguimiento de los pacientes que caen en manos de marcas y personas inescrupulosas que garantizan curaciones inmediatas que implican muchas veces altos costos económicos y de riesgos para el paciente.
Es entonces de vital importancia indicar a nuestros pacientes que tanto las medicinas convencionales alopáticas como las corrientes alternativas, tienen alcances y limitaciones que deben ser consideradas dentro de la consulta médica, sin que el paciente tenga miedo de preguntar y sin que los médicos cerremos nuestras puertas para dar una orientación con respaldo científico al respecto.
Todas las corrientes de terapias médicas deben ser llevadas a cabo con el rigor científico y con la claridad ética del terapeuta que desde la primera consulta debe considerar el beneficio de una u otra práctica con el fin de evitar riesgos y falsas expectativas.
Para finalizar concluyo que ninguna corriente en medicina puede considerar que tiene la verdad absoluta, ya que esto implicaría desconocer el conocimiento multicultural que de una u otra forma ha contribuido a mejorar la enfermedad y el dolor humano a través del tiempo. Sin embargo cada corriente debe ser practicada por médicos idóneos que puedan respaldar con teorías válidas lo que finalmente es nuestro objetivo: La buena práctica médica.